Cada vez más argentinos buscan invertir en campos en Uruguay: precios y condiciones

Seguridad jurídica, libre movilidad de capitales y cercanía, entre las claves. “El empuje no es el atractivo, sino la expulsión de salir de Argentina”, aseguran.

Ya sea por teléfono, videollamada o por mail, las consultas de argentinos interesados en invertir en inmuebles rurales en Uruguay se triplicaron en el último tiempo. Así lo afirma Fernando Tochetti, operador de venta de campos de Uruguay. “Hasta la semana pasada era una locura. Tres consultas a la mañana, tres a la tarde y así, todos los días. Nos piden información, hacen preguntas”, dice y cuenta que esta semana “se tranquilizó un poco”.

Desde hace unos meses que el presidente del país vecino, Luis Lacalle Pou, se propone mejorar las condiciones jurídicas y económicas para atraer inversiones de capitales extranjeros. Sin embargo, el interés argentino por la tierra charrúa comenzó hace casi un año. Luego de las elecciones primarias PASO, para ser precisos. Cuando ya se advertía que la fórmula Alberto Fernández - Cristina Kirchner ganaría las presidenciales. “Desde que ganó el actual gobierno y mostraron las cartas de lo que querían hacer, comenzó el interés, y luego se sumó la pandemia”, aclara Tochetti.

Si bien la cuarentena aceleró la inclinación por invertir del “otro lado del charco”, también imposibilita concretar las operaciones. Las expectativas de Tochetti para cuando se abran las fronteras son altas: “Si cuando se levante la frontera se concreta el 20% de la gente que llamó, es un lujo, y creo que es muy posible que suceda”.

Según indica, la intención de desembolsos ronda entre u$s 500.000 y u$s20 millones para la compra de campos agrícolas especialmente. La mayor parte sería destinado a rentas. “Buscan sacar el capital de la Argentina y entregar el campo en arrendamiento, va a haber algunos que vengan a trabajarlo, pero son los menos”, sostiene.

El operador de ventas enumera las razones por la que muchos argentinos se ven seducidos y desean invertir allá: “Uruguay brinda seguridad jurídica y hay trato igualitario para los extranjeros. Somos un país amigable con la inversión que no limita la propiedad de activos y no tiene restricciones a la entrada ni a la salida. Además, no hay control de cambios y el uso de monedas extranjeras es libre, como así también lo es la repatriación de dividendos y de circulación de capitales”. Para Tochetti el combo hace que el país sea atractivo. “Tenemos estabilidad económica y las reglas de juego son claras. Es un país muy libre”, define.

Otro de los motivos tiene que ver con la cercanía. “Estamos al lado, tomás un barco, en dos horas estás en el puerto y en otras dos horas en el campo”, a diferencia de, capaz, campos del interior del territorio argentino.

La forma de pago es un limitante

Por otro lado, para Juan José Madero, presidente de la Cámara de Inmobiliarias Rurales (CAIR) de la Argentina, que el rubro inmobiliario rural en Uruguay está actualmente frenado no se debe a la cuarentena, sino a la forma de pago. “Hay interés y averiguaciones por comprar campos, pero el tema es que las propuestas y ofertas se hacen en base a bienes en la Argentina y ningún propietario que esté en Uruguay quiere tomar nada en el país”, detalla.

El especialista explica que los argentinos que desean comprar allá quieren entregar como parte de pago un inmueble ubicado en la Argentina, mientras que los vendedores uruguayos prefieren recibir el dinero directamente. “Ahí es cuando las operaciones no prosperan, porque los propietarios no quieren aceptar esa forma de pago”, completa.

Para él, el limitante de la concreción no es la falta de circulación. “Cuando esto se levante, habrá bastantes argentinos que irán físicamente pero llevarán como propuesta lo mismo. No irán con plata en una cuenta para transferir, sino que llevan algo que está inmovilizado y es poco líquido. Ahí es cuando las ofertas fracasan”, vaticina Madero.

Sin embargo, deja en claro que la inquietud está. “No es una cuestión de si conviene o no Uruguay porque es mejor. El empuje no es el atractivo, sino la expulsión de salir de acá. Además, el discurso uruguayo de apertura, respeto a los contratos y previsibilidad es lo que la Argentina anhela”.

Este interés por invertir en Uruguay no es nuevo. Ya en 2005 hubo una primera oleada de inversiones rurales argentinas, aunque el contexto era otro, porque la soja tenía un precio histórico, mientras que en la actualidad vale la mitad. Además, en ese momento los valores de los campos uruguayos eran muy bajos. A partir de ahí, comenzaron a aumentar y llegaron a un techo. Fue ahí cuando los capitales argentinos se retiraron y los precios volvieron a deprimirse, aunque ahora comienzan a repuntar.

Nota original: El Cronista.

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