La firma japonesa R&I colocó a Uruguay en el renglón de perspectiva "estable", por encima de la nota que le otorgan a este país otras calificadoras de riesgo como Standard & Poor's y Moody's, que ubican a Uruguay con notas de BBB y Baa2 respectivamente.
La estación de tren de Garzón se encuentra en un pueblo uruguayo parcialmente abandonado, a unos 145 km al este de la capital, Montevideo, donde algunos todavía disfrutan de una existencia rural en medio de las llanuras de vacas descarriadas y armadillos errantes. La terminal tiene una gloria desmoronada, ruinosa y, sin embargo, desafiantemente encantadora.
Durante la última década, sucedió algo extraño: sus casas abandonadas se abrieron como restaurantes de lujo, bares de vinos y galerías de arte. La jet-set de todo el mundo comenzó a llegar, encantada por sus calles sin pavimentar y la nostalgia del tiempo.
El norteamericano está impulsando varios proyectos de construcción ecoamigable en el país a través de su fondo de inversiones Breakthrough Energy. Mediante este tipo de proyectos, busca hacer su aporte en la disminución de condiciones desfavorables para la humanidad.
La energía es un elemento central en la transición hacia un mundo climáticamente neutro. La actual situación energética global presenta importantes desafíos y oportunidades. Mientras, Uruguay no solo está a la vanguardia mundial en la generación de energía eléctrica a partir de fuentes renovables, sino que también lleva adelante un ambicioso plan para la explotación del hidrógeno verde.
Punta del Este, la principal ciudad balnearia de Uruguay, está dejando de ser balnearia. Las playas siguen teniendo su encanto pero de a poco la península y sus alrededores van adquiriendo el rótulo de “ciudad de todo el año”.
Si bien el Índice de Calidad Institucional puso malas notas a varios países de América Latina, Uruguay está en el primer puesto en la región.
En los últimos 10 años aumentó la cantidad de europeos interesados en desarrollar negocios e instalarse en Uruguay. Durante los primeros seis meses del año fueron 52.277 los europeos que arribaron al país con la intención de instalarse de manera definitiva.
Con una serie de encuentros y ruedas de negocio iniciadas en San Pablo, Uruguay comenzó a buscar turistas brasileños para compensar la caída de visitantes argentinos por la situación económica que vive el país del sur.